A la hora de plantearnos realizar actividades de formación, dirigidas a personas adultas que están excluidas socialmente, bien por su déficit de conocimientos o por su situación social , tenemos que tener en cuenta los siguientes aspectos:
En primer lugar hemos de seleccionar, a las personas que van a participar en esta actividad lo más homogéneamente posible.
Cuando nos dirigimos personas que tratamos de ayudar para obtener nuevos conocimientos, de uso normalizado en nuestra sociedad, en los que se han quedado atrás , ya sea por su edad o por su situación social , el primer contacto que tengamos con ellas es importantísimo, puesto que tendremos que vencer el rechazo natural ante lo desconocido y convencerlos que todos pueden lograr los objetivos que con la actividad nos hemos propuesto .
También hay que tener en cuenta una cosa , que en estas actividades no son tan importantes los conocimientos , que sobre una materia vamos a intentar inculcarles , como despertar su interés por mejorar su situación cultural , y su propia autoestima. Si no logramos estos primeros objetivos, indudablemente hemos fracasado.
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